
“What’s that noise?” my dad asked, stepping out of his room.
“Maybe it’s the noise I’ve been telling you about,” I replied, coming out of mine.
A few days ago, I finally confessed a secret I’d kept for two years:
My house is partially haunted.
I know, I know—partially? That’s not a thing.
But let me explain.
👻 At night, you can hear noises —like footsteps or someone climbing stairs—coming from above us.
Except there’s no “above us.”
There’s just the roof.
Why do I say my house is partially haunted? Because it’s just noise. No flying objects, no spooky shadows. Just noise.
And after a while, I got used to it.
Even when I’d wake up at 2 a.m. to pee, hear footsteps, and think, “here we go again…”
I never told anyone because, honestly, you have to experience to believe it.
But today, I finally had proof that someone else was hearing the noise. 😈
Except this time, it was coming from downstairs.
So we both headed downstairs to solve this mystery noise.
What did we find?
My brother. Washing dishes. Banging them like a rock concert. 😂
Turns out my haunting theory might be wrong. Or maybe just partially wrong.
But anyway, this isn’t really about ghosts.
It’s about the truth.
There’s no such thing as being partially honest, just like a house can’t be partially haunted.
So how do we know what’s true?
When something’s on my mind, I love using Byron Katie’s framework:
Is it true?
Can you absolutely know it’s true?
How do you react when you believe that thought?
Who would you be without that thought?
These 4 questions are very powerful.
They help me put my demons to bed—whether they’re noisy ghosts or loud doubts in my head.
You probably know that mental demons are louder than any ghost could ever be:
“I’m not good enough…”
“I’m failing…”
“I’m a fraud…”
“People don’t like me…”
By answering these questions, you can let go of these thoughts.
And the noises—both real and imagined—will quiet down.
To your peace of mind,
Sorina Phoenix
🇪🇸
“Qué es ese ruido?” preguntó mi papá, saliendo de su habitación.
“Tal vez es el ruido del que te he hablado,” respondí, saliendo de la mía.
Hace unos días, finalmente confesé un secreto que había guardado por dos años:
Mi casa está parcialmente embrujada.
Lo sé, lo sé… ¿Parcialmente? Eso no existe.
Pero déjame explicarte.
👻 Por la noche, se escuchan ruidos —como pasos o alguien subiendo las escaleras— provenientes de arriba de nosotros.
Excepto que no hay un “arriba”.
Solo está el techo.
Por qué digo que mi casa está parcialmente embrujada? Porque solo son ruidos. No hay objetos volando, ni sombras espeluznantes. Solo ruido.
Y con el tiempo, me acostumbré. Incluso cuando me despertaba a las 2 de la mañana para ir al baño, escuchaba los pasos y pensaba: “ahí vamos otra vez.”
Nunca se lo conté a nadie porque, honestamente, tienes que vivirlo para creerlo.
Pero hoy, finalmente tuve pruebas de que alguien más escuchaba el ruido. 😈
Solo que esta vez venía de abajo.
Así que ambos bajamos para resolver este misterio.
Qué encontramos?
A mi hermano. Lavando los platos. Golpeándolos como si fuera un concierto de rock. 😂
Resulta que mi teoría de la casa embrujada podría estar equivocada. O quizás solo parcialmente equivocada.
Pero bueno, esto no se trata realmente de fantasmas.
Se trata de la verdad.
No existe tal cosa como ser parcialmente honesto, así como una casa no puede estar parcialmente embrujada.
Entonces, cómo sabemos qué es verdad?
Cuando algo me preocupa, me encanta usar el método de Byron Katie:
Es verdad?
Puedes saber con absoluta certeza que es verdad?
Cómo reaccionas cuando crees ese pensamiento?
Quién serías sin ese pensamiento?
Estas 4 preguntas son muy poderosas.
Me ayudan a mandar a mis demonios a dormir, ya sean fantasmas ruidosos o dudas fuertes en mi cabeza.
Probablemente sabes que esos demonios mentales son más ruidosos que cualquier fantasma:
“No soy lo suficientemente buena…”
“Estoy fallando…”
“Soy un fraude…”
“A la gente no le gusto…”
Al responder estas preguntas, puedes dejar ir esos pensamientos, y los ruidos —tanto reales como imaginarios— se calman.
Por tu tranquilidad mental,
Sorina Phoenix